En 1968 en los Juegos Olimpicos celebrados en México aparece Dick Fosbury un joven saltador estadounidense, desconocido hasta entonces, que utilizaba un nuevo estilo de salto, tan revolucionario que los jueces no estaban seguros de dar por válidos los saltos. Su técnica de salto, conocida como estilo Fosbury Flop consistía en acercarse al listón en carrera y saltarlo de espaldas levantando las dos piernas en el último instante.
Una sensación de incredulidad prevalecía ante el singular estilo de Fosbury. Los aficionados creían que se trataba de una broma. "Cuando la final se ponga seria, el americano saltará como los demás", decían. Fosbury superó los 2,24 y batió el récord olímpico.
Desde aquellos juegos de 1968, todos los ganadores, menos Tarmak en 1972, han utilizado el estilo Fosbury. Ningún saltador con aspiraciones a ganar una competición de esta especialidad practica otro método de salto. O Fosbury o nada.